Este jueves 19 de julio se inaugura la muestra
colectiva en que participan los pintores porteños Claudio Miranda, Patricio
Caldera, Radye Silva Risco, Cristian Pinilla, Guillermo Grancke, Francisco Olivares,
David Heredia, Gonzalo Etchetto, Victor Musso, Mauricio Ojeda, y Mauro
Carvajal. Además en la jornada inaugural estará presente la poesía de Rubi
Sandoval y la música de La Gardel y Mose Noe.
Pinturas que estarán cerca de un mes colgando de
los muros de este mítico bar, donde acuden habitualmente los pintores con sus
amigos y amigas, luego de alguna inauguración por allí, o simplemente a saciar
la sed de conversar y refrescar la garganta con unas cervezas o algunas copas
de vino.
Esos pintores han querido plasmar nuevas obras con
motivo de esta muestra, a la que se han auto convocado, por amistad, por
vocación, por amor al arte…
UN BARCO NOMBRADO MARIELA
Por Radye
Silva Risco
Chorrea el rojo mosto por las mesas desvencijadas
del Valparaíso autentico, alejado de lujos y galas, rojo como la sangre
impetuosa de su habitante siempre postergado y empujado a los ignorados cerros
y quebradas, rojo como el atardecer que con sus últimos rayos de sol penetra
curioso el ventanal del Bar Mariela, antiguo refugio de trashumantes, que
buscan mejores tiempos, nuevos besos, u otra locura donde delirar. De haber
sido un próspero restauran con fieles parroquianos al mediodía, fue mutando al
espacio de encuentro rodeando un vaso siempre lleno que cobijó al ávido y
nihilista buscador de expresión y arte.
Resistiendo al avasallador y depredador cambio
producido por la Industria Cultural, permanece atemporal y ecléctico en el
centro del tráfago porteño, sonriendo triste con su aliento ebrio de cortina
metálica. Frontera entre el que se traslada apurado en su frenesí y el que se
queda insomne entre risas y filosofía de trasnoche, ingrávido y lejos del
barullo cotidiano.
Esta vez, la pintura se apodera de sus muros,
fiesta visual para el ojo casual, rebelión incontenible de la imagen a ser
acotada, clasificada y amarrada a espacios selectivos y excluyentes. Encuentro
entre amigos y habituales del Mariela, inquietos y sonrientes desconformes con
la realidad, los caminos y la certeza, una jugada más del ajedrez bohemio,
donde el que gana, pierde. Esta última noche de viaje nos encuentra felices,
discutiendo las ventajas de la cordura o la causa del desamor, mañana ya
olvidados, el sol nos encontrará en China o en la fosa común. Pero hoy, bajo
esta luna sensual, brindamos por la vida, el arte y la amistad.