PRESENTACIÓN DE JAIME COLLYER EN LA INAUGURACIÓN DEL PROGRAMA “VIÑA LEE”


Con un invitado de lujo la Municipalidad de Viña del Mar inicia el ciclo de conferencias literarias “Viña Lee”, se trata del escritor nacional Jaime Collyer, quien presentará su novela “Fulgor”, el martes 29 de mayo, a las 19:00 horas, en el Foyer del teatro Municipal de Viña del Mar.
“En Viña del Mar estamos comprometidos con todas las áreas de la cultura, y en este sentido, la literatura ocupa un lugar especial.  Es por eso que con mucho orgullo damos inicio al Programa ‘Viña Lee’ con un destacado representante de la narrativa nacional, como es Jaime Collyer, quien nos revelará detalles de su última novela. Invitamos a toda la comunidad a asistir a esta cita imperdible”, destacó la Alcaldesa Virginia Reginato, quien impulsa el evento.
El ciclo “Viña Lee” es una iniciativa desarrollada por el Departamento de Cultura de la Municipalidad de la Ciudad Jardín, cuyo objetivo es promover el libro y la lectura en la comunidad local, a través de presentaciones de destacados autores nacionales y regionales. En esta primera cita, participa, además, Marcela Prado Traverso, Directora del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad de Playa Ancha.
Jaime Collyer (Santiago, 1955), cuentista y novelista de reconocido prestigio, se tituló de psicólogo en la Universidad de Chile y obtuvo, luego, el grado de Maestría en Sociología (Magíster) en Madrid. Es Honorary Fellow in Writing de la Universidad de Iowa. Traducido al inglés y otros idiomas, el New York Times lo calificó, a propósito de la edición norteamericana de Gente al acecho, como “un narrador nato”.
Ha publicado el libro infantil Hacia el Nuevo Mundo, escrito en coautoría con Patricia Fernández Bieberach, y las novelas El infiltrado (Premio Grinzane Cavour), Cien pájaros volando, El habitante del cielo (Premio Altazor de Narrativa) y La fidelidad presunta de las partes. Su novela El habitante del cielo obtuvo además el Premio Altazor en 2003. Dentro de su obra cuentística figuran los volúmenes Gente al acecho, La bestia en casa (ambos distinguidos con el Premio Municipal de Santiago y el Premio del Consejo Nacional del Libro), Cuentos privados y La voz del amo (también distinguido con el Premio Municipal de Santiago).
Sus últimas publicaciones son Pecar como Dios manda y la novela Fulgor, aparecida en librerías a fines del 2011.
Editado por Mondadori, y en 164 páginas, Collyer aborda en Fulgor, la vida del meteorólogo Nicolás Fonseca, quien tres semanas después de una operación sube a la montaña a trabajar en un pequeño observatorio en Valle Escondido. Así pasa los días recluido, alejado de su mujer y su hijo, cuando una noche ve a simple vista un fuerte resplandor, tal vez un meteorito o una supernova, en la constelación de Alpha Centauro. Descolocado con el hallazgo avisa a Riquelme, un astrónomo del observatorio La  Silla, quien niega la posibilidad de presenciar algo así a simple vista, sin contar con otros testigos o registros. Sin embargo, el protagonista no se da por vencido y continuará intentando fotografiar y demostrar el fenómeno cósmico hasta el final, cuando envía una carta conteniendo sus hallazgos con la petición de que la nueva constelación lleve su nombre. Es así que Collyer se sumerge en los misterios de la mente humana, en su fragilidad, y en su capacidad de fascinarse y desbordarse, al mismo tiempo.


Sobre “Fulgor”

Me gustan los ambientes de FULGOR. Me gusta que suceda en un área devastada, en una precordillera despojada de turistas, habitada por ciudadanos en retiro, viviendo el paréntesis de sus vidas. El astrónomo de la novela es eso, pero también lo son los policías y el mendigo que da vueltas, que abandonó -como esos héroes de Coloane que se internan en el hielo- todo lo que lo hacía humano, lo que lo hacía chileno. Los mejores momentos de la novela suceden en esos paisajes: el Collyer más lírico es aquel que deja que su héroe pasee por salones deshabitados, que ficcione la vida de los otros a partir de sus restos, que se proyecte conjeturalmente desde la brisa helada que inunda las habitaciones vacías, en la marca del lápiz labial que queda en los vasos, en la ceniza apagada hace eones de tiempo.

Álvaro Bisama (escritor)


El procedimiento por medio del cual Collyer une a personajes tan remotos refleja la esencia de su arte prosístico. En sucesivas aproximaciones, que van de lo intuitivo a la revelación fulminante, las antítesis desaparecen para dar paso a nuevas interrogantes, en un ciclo de inquietud y perturbadora incertidumbre.
Así, Fulgor es una extraña alegoría de los opuestos —el firmamento y nuestra insignificancia—, los contrastes extremos —los desechos y el lujo—, las ridiculeces humanas, la enfermedad, la muerte. Y revela a un fabulador nato, en la madurez de sus atributos narrativos.

Camilo Marks (crítico El Mercurio)